La contribución de las infraestructuras verdes a la biodiversidad urbana
Valoración de la infraestructuras verdes en la mitigación del impacto negativo de las ciudades sobre la biodiversidad.
Fuente: Ecomandanga
Los asentamientos urbanos suponen una profunda transformación del territorio y del paisaje. Además, conllevan una intensificación en el uso de materias primas, por lo que son usualmente considerados un sumidero de recursos naturales (se consumen muchos más recursos de los que se producen). Las ciudades modifican, fragmentan y destruyen los hábitats y ecosistemas naturales, causando una pérdida de conectividad entre los mismos que dificulta el movimiento de las especies. Esto puede llegar a suponer una grave amenaza para la biodiversidad local e incluso regional en áreas muy urbanizadas. Una de las principales consecuencias de la urbanización del territorio es la alteración, y pérdida en muchos casos, de funciones y servicios de los ecosistemas, como la polinización, el control de plagas o la regulación climática.
En las últimas décadas, algunas instituciones, arquitectos, científicos y ecologistas han empezado a implementar medidas arquitectónicas para intentar contrarrestar, o al menos mitigar, estos efectos negativos que las ciudades tienen sobre la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Son las llamadas infraestructuras verdes, las cuales se caracterizan por incorporar elementos naturales como vegetación o suelo a edificaciones e infraestructuras convencionales – aquellas edificaciones y vías de comunicación que no incorporan elementos naturales. Se instalan con el objetivo de minimizar la pérdida de procesos ecológicos, mejorar la prestación de servicios ecosistémicos o favorecer ambientes más saludables. Así, estas infraestructuras verdes contribuyen a mejorar la calidad ecológica de las ciudades al mitigar los efectos de la alteración del paisaje y la fragmentación de los hábitats, ya que son capaces de recuperar parte de la biodiversidad de un área concreta aumentando también la conectividad con zonas naturales circundantes.
Entre las infraestructuras verdes más populares, se encuentran tejados y muros verdes o vegetales, drenajes sostenibles, humedales artificiales, vías vegetadas, parques, patios y jardines comunitarios que, si bien no son capaces de reemplazar los ecosistemas naturales, al menos mitigan el impacto urbano sobre los mismos ayudando a mantener ciertos servicios ecosistémicos y beneficiando la salud y el bienestar humano.
¿Son efectivas las infraestructuras verdes?
Sin embargo, el efecto que tienen estas infraestructuras verdes sobre la biodiversidad no ha sido sistemáticamente analizado. Por este motivo, los autores del estudio, recientemente publicado en la revista Journal of Applied Ecology, decidieron evaluar si estas infraestructuras verdes tenían un beneficio para la biodiversidad respecto a una edificación convencional. Además, también lo compararon con remanentes de ecosistemas naturales que han sobrevivido dentro de áreas urbanas, como por ejemplo parches de vegetación natural. Para poder extraer sus conclusiones, examinaron un total de 1.883 artículos científicos y realizaron un meta-análisis sobre 33 estudios que presentaban información más completa y relevante. Un meta-análisis viene a ser la madre de todos los análisis, pues intenta establecer estadísticamente si un factor tiene un efecto significativo en base a toda la evidencia científica disponible.
Las infraestructuras verdes pueden ser de ayuda si se utilizan bien.
Así, el resultado de este meta-análisis es muy claro: las infraestructuras verdes albergan más biodiversidad que las convencionales. En algunos casos, estas infraestructuras verdes incluso llegan a tener valores de biodiversidad similares a sus equivalentes naturales, lo que resulta muy positivo siempre que se empleen como complemento y no como sustituto.
No obstante, los resultados del meta-análisis apuntan que las infraestructuras verdes están básicamente dirigidas a conservar especies concretas, siendo los vertebrados los más beneficiados. Además, la mayor parte de estudios que evalúan los beneficios de las infraestructuras verdes se centran en su efecto sobre la diversidad y abundancia de especies concretas, por lo que los autores consideran conveniente empezar a examinar también las características de las especies que habitan cada tipo de sistema, ya sea remanente natural, infraestructura verde o edificación convencional, y las relaciones e interacciones que hay entre dichas especies. Por último, consideran imprescindible examinar los efectos desde escalas más amplias, a nivel de comunidad o paisaje, para tener una visión más completa y ser capaces de diseñar infraestructuras verdes más eficientes, mejorando así la salud urbana y la biodiversidad global.
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