Fotografía ilustrativa del artículo
| 26 Feb 2024

El curioso ciclo de vida de la procesionaria del pino

Hace ya un par de meses que observamos bolsas blancas en las copas de los pinos y cedros de España y muchas personas se preguntan de qué se trata. Corresponden a la procesionaria del pino e indican que pronto veremos hileras de orugas avanzando en en procesión hacia el suelo.

orugas , pinos , plaga , procesionaria

Autoría: Galdric Mossoll

Fuente: CREAF

Hace ya un par de meses que observamos bolsas blancas en las copas de los pinos y cedros de España y muchas personas se preguntan de qué se trata. ¿Es el rastro de una araña? ¿Es un hongo que infecta a nuestros bosques? Pues atención, porque estas bolsas las ha hecho la procesionaria del pino e indican que pronto veremos hileras de orugas avanzando en procesión hacia el suelo.

La procesionaria del pino es una polilla o mariposa nocturna autóctona en España. Tiene un ciclo vital complejo, y es por eso que sólo nos acordamos de ellas en los meses de invierno y primavera, cuando vemos su fase de oruga urticante. Se lo explicamos en rasgos generales:

NACIMIENTO DE LAS ARNAS. Cuando comienzan los primeros calores del verano, las pupas que han pasado el invierno y la primavera enterradas se van transformando en polillas adultas y van naciendo durante el día. Al atardecer, se activan y suben volando a las copas de los pinos, donde pondrán los huevos en torno a una especie de membrana cilíndrica que puede parecer de papel.

ECLOSIÓN DE LOS HUEVOS. Los huevos eclosionan sobre las hojas de la planta huésped (planta escogida por la polilla para poner los huevos), que en nuestro país son especialmente el pino laricio (Pinus nigra) y el pino silvestre (Pinus sylvestris). Las orugas se alimentan de sus hojas estrechas, llamadas acículas porque se asemejan a las agujas, y así van creciendo de forma rápida.

CRECIMIENTO DE LAS ORUGAS. El desarrollo de las orugas está dividido en cinco estadios distintos. En cada estadio deben mudar “la piel” para crecer y “se visten” de un color diferente: primero verde, luego rosado, rojizo y finalmente negro con una banda pelosa naranja en el lomo y blancas en los laterales. Los dos últimos estadios son los más voraces y pueden hacer perder tantas hojas en los árboles que parezca que se han secado.

FORMACIÓN DE LAS BOLSAS. Las orugas se agrupan en unas bolsas sedosas blancas en cuanto nacen. Al principio pasan desapercibidas, pero al final del otoño, son bastante grandes y muy fáciles de ver en las puntas de muchas ramas, y resultan fundamentales para evitar que las orugas mueran de frío (tenemos que recordar que no generan calor interno como nosotros). Son su refugio. En ese mismo momento, desarrollan una serie de pelos urticantes, para protegerse de cualquier posible depredador, que pueden irritar nuestra piel y mucosas (y la de otros animales) y desencadenar reacciones alérgicas severas. Es la forma de la procesionaria que más se conoce.

PROCESIONES Y ENTIERRO. Con la llegada del buen tiempo, las orugas descienden de las copas de los árboles en fila india, como si fuera una procesión, y es ese comportamiento el que les da el nombre de procesionaria. Las procesiones siempre están lideradas por hembras y se dirigen todas a enterrarse en grupo a unos 15-20cm de profundidad, siendo bajo tierra donde las perdemos de vista. Una vez allí forman los capullos, dentro de los cuales se mudan a crisálidas, y entran en fase de dormición hasta que las condiciones sean óptimas para emerger como mariposas, durante el verano. Ahora bien, ¿sabías que pueden llegar a estar hasta siete años en esta fase bajo tierra esperando para salir como mariposas? Y por más inri, después de haberse esperado tanto tiempo, las mariposas, viven una media de un día, ¡sin siquiera comer! Únicamente se dedican a fecundar y poner los huevos.

No es una plaga como tal

La densidad de bolsas y abundancia de orugas varía cada año en función de las condiciones ambientales. El calentamiento global hace que cada vez las condiciones le sean más favorables a esta especie (inviernos más suaves y primaveras más cálidas), lo que significa más emergencias prematuras de las orugas y afectaciones más severas en los pinares. Sin embargo, debemos recordar que los efectos de la procesionaria no matan los pinos de forma instantánea. Dado que las orugas sólo se comen las acículas y no tocan la base de la hoja (yema), la defoliación les debilita, pero los pinos nos han demostrado que tienen la capacidad de recuperarse. Sin embargo, el problema aparece cuando la afectación es sostenida a lo largo de los años y puede llegar a debilitarlos de tal modo que sean mucho más susceptibles a cualquier otro patógeno, a las heridas o a las sequías, como la que estamos viviendo desde hace tres años. Cuando estos estreses ambientales llegan con el bosque debilitado por la procesionaria sí pueden acabar matando a los pinos.

Por todo ello, debe tenerse en cuenta que la procesionaria no es una plaga externa que invade el bosque. Es una especie autóctona que desde antaño forma parte de los ecosistemas forestales de nuestro país y está totalmente integrada en la red trófica. Es alimento, en todas las fases vitales (huevos, orugas, crisálidas y mariposas), para muchos depredadores: otros insectos, pájaros insectívoros como los herrerillos, abubillas, cucos…, murciélagos, pequeños mamíferos como el murciélago… grupos que desempeñan un papel muy importante para el control poblacional de la especie.

¿Como controlar la especie?

Existen varios métodos que permiten controlar (no erradicar) las poblaciones de procesionaria del pino en caso de que afecten a los pinares de manera muy importante, unos más activos y otros pasivos. Son los siguientes:

  • Control biológico. Dejar que sea la propia naturaleza la que se encargue de regular las poblaciones. Los murciélagos pueden comer polillas de procesionaria cuando emergen desde el suelo y muchas especies de pájaros comen las orugas cuando éstas se encuentran en los árboles (como hacen, por ejemplo, los herrerillos) o cuando se encuentran ya enterradas (como hacen, por ejemplo , las abubillas). Así pues, se pueden aplicar medidas complementarias para facilitar que esto ocurra, como colocar cajas nidos para fomentar la presencia de pájaros insectívoros y murciélagos.
  • Control mecánico. Consiste en eliminar las bolsas con las orugas todavía dentro durante el invierno, ya sea cortando las ramas que las contienen, quemando las bolsas o incluso disparándolas con escopetas. La destrucción de las bolsas debe realizarse de forma profesional y con precaución, para evitar el efecto de los pelos urticantes. Por otro lado, en el caso de jardines o bosques con pocos árboles afectados, se puede utilizar un método menos agresivo e igual de efectivo que son los anillos helicoidales. Son anillos de plástico que se colocan alrededor del tronco que conducen las orugas en una bolsa donde acaban muriendo. De esta forma se evita que las orugas bajen por el tronco y acaben el ciclo vital.
  • Control por feromonas. La gran mayoría de animales utilizan feromonas para atraer al sexo opuesto y poder reproducirse. En este caso, se colocan trampas con feromonas femeninas para atraer a los machos y así evitar que puedan fecundar a las hembras.

Los años en que las afectaciones por procesionaria son muy severas, a menudo las Administraciones competentes fumigan con avionetas los bosques con una solución de la bacteria Bacillus thuringiensis var. kurstaki (BTK). Como esta bacteria parasita las larvas de algunos insectos puede matar a las orugas de procesionaria y reducir así su capacidad de afectar a los pinos. Ahora bien, este tratamiento debe reservarse para los casos más graves, porque no sólo mata a la procesionaria del pino, sino que también afecta a otras mariposas, moscas, escarabajos y nematodos.

 

Últimas publicaciones

La salud de los humedales equivale a la salud humana: Estos ecosistemas desatendidos contribuyen a la seguridad alimentaria, hídrica y climática

La salud de nuestro planeta está estrechamente ligada a la nuestra. No obstante, hay un elemento que es esencial para la salud ambiental y humana que a menudo se pasa por alto: los humedales.

Sigue leyendo


Ver más