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Los mosquitos y las enfermedades que propagan han matado a más personas que todas las guerras de la historia juntas. De hecho, según las estadísticas, el mosquito es, con mucho, la criatura más mortífera del mundo para los seres humanos.
Bajo nuestros pies, a escasos centímetros de la superficie, se alberga la mayor y más antigua red social de la Tierra: la que establecen los hongos micorrícicos con las raíces de la mayoría de las plantas.
Cada vez existen más evidencias científicas que muestran que nuestra supervivencia depende de nuestra capacidad para conservar la biodiversidad. Los insectos constituyen la mayor parte de la diversidad animal terrestre conocida.
Los comunales pastoriles son pastos conservados por comunidades locales que los gestionan mediante sistemas de gobernanza propios, dinámicos y adaptativos que garantizan el uso sostenido de los recursos naturales.
La agricultura es medio ambiente, forma agroecosistemas, y las prácticas sostenibles en agricultura sirven tanto a la salud de la población como a la del planeta.
Al pensar en especies invasoras generalmente nos vienen a la mente aquellas que causan problemas a los ecosistemas que invaden y a las especies nativas con las que forzosamente coexisten.
Entre la gran diversidad que alberga el reino de las plantas, algunas se han especializado en robar el alimento a otras. Estas jetas son las plantas parásitas.
Tradicionalmente, se tiene la visión de que mitigar los impactos que tiene la agricultura sobre el medioambiente va en detrimento de la productividad y los beneficios económicos. Sin embargo, con un enfoque de soluciones basadas en la naturaleza nos dice no tiene por qué ser así.