flor
Hace siglo y medio, en los bosques del norte de Europa, se encontró una resina fósil con una flor encerrada en su interior: Stewartia kowalewskii, de 2,8 cm de diámetro y con unos 35 millones de años de antigüedad. Ahora, dos investigadoras han analizado su polen y consideran que se trata de otra especie: Symplocos kowalewskii.
Un grupo de investigación de la Universidad Pablo de Olavide lidera un estudio que muestra cómo estos animales perciben de forma diferencial los colores de las flores producidos por los distintos grupos de pigmentos. Los resultados del estudio indican además que pueden diferenciar incluso flores que para el ser humano presentan el mismo color (por ejemplo, el amarillo) y ellos pueden percibirlas de forma diferente debido a los pigmentos que absorben y reflejan la radiación ultravioleta, algo que los seres humanos no distinguen.