Si tenemos en cuenta que gracias a la acuicultura se están llevando a cabo repoblaciones de especies como la trucha, lenguados, acedías, bogavante, etc., en ecosistemas degradados ayudando a la recuperación de especies, la respuesta a la pregunta es afirmativa.

Como ejemplo práctico, en el caso de Galicia, crías en cautividad de rodaballo se liberaron en la Costa da Morte para contribuir a la recuperación del ecosistema después de la catástrofe ecológica del Prestige en el 2002. Los expertos destacaron resultados muy positivos gracias a la colaboración de los marineros.

La acuicultura, por tanto, también se puede entender como medio para la conservación de ecosistemas, protección de especies amenazadas o aliviar las provisiones pesqueras además de ser un sector productor de alimentos para el ser humano.

Cabe destacar aquellos proyectos centrados en el cultivo de microalgas con objetivos tan interesantes como:
– La sustitución en un futuro de los piensos que se elaboran con harinas y aceite de pescado por productos derivados de biomasa de microalgas.
– Obtención de biodiesel a través del cultivo de microalgas.
– Aplicación en cosmética y usos terapéuticos.

Es por tanto la acuicultura, una actividad económica que va más allá de la mera producción y engorde de organismos acuáticos para su consumo presentando una dimensión ambiental a través de la conservación de especies amenazadas.

Para saber más: https://www.observatorio-acuicultura.es/comunicacion/actualidad/acuicultura-impulsora-de-biodiversidad