Volver

Fotografía del artículo no disponible
| 18 Abr 2013

Secuencian el genoma del celacanto, un ‘fósil viviente’

Fuente: SINC

Los genes del celacanto evolucionan a un ritmo considerablemente más lento que los de los tetrápodos. / Nature.

Los genes del celacanto evolucionan a un ritmo considerablemente más lento que los de los tetrápodos. / Nature.

Un grupo de científicos  liderados por Chris Amemiya, biológo del Instituto de Investigación Benaroya en Virginia Mason y profesor en la Universidad de Washington (EE UU) publica en el último número de Nature el genoma del celacanto. Su secuenciación se buscaba desde hace tiempo y supone “un hito muy importante”, según Amemiya.

«Hemos demostrado que el genoma  del celacanto conserva algunas firmas genómicas que son altamente informativas en relación con ciertas estructuras necesarias para los tetrápodos. Algunas de ellas se han verificado experimentalmente y podemos demostrar que pueden haber estado involucradas en la adquisición evolutiva de estructuras novedosas. Así, el genoma  del celacanto ofrece una gran cantidad de información para comprender cómo han evolucionado los vertebrados terrestres», declara a SINC Amemiya.

El análisis de los cambios en el genoma de los vertebrados durante su adaptación a la tierra ha implicado genes clave que pueden haber estado involucrados en las transiciones evolutivas. Estos incluyen los genes que regulan la inmunidad, la excreción de nitrógeno y el desarrollo de aletas, cola, oído, ojos y cerebro.

«Esto es sólo el principio de lo que el celacanto puede enseñarnos acerca de la aparición de los vertebrados terrestres, incluidos los humanos», explica el investigador.

Peces de aletas lobuladas

El estudio del celacanto es fundamental, ya que es uno de los dos únicos grupos de peces de aletas lobuladas vivos que pertenecen a linajes con información sobre cómo evolucionaron los vertebrados terrestres. El otro son los peces pulmonados, que tienen un enorme genoma, por lo que su secuenciación es poco práctica.

Estos dos grupos se colocan genealógicamente entre los peces con aletas radiadas y los tetrápodos –los primeros vertebrados de cuatro extremidades– y sus descendientes, es decir, los anfibios, reptiles, aves y mamíferos vivos y extintos.

Un antepasado de aletas lobuladas sufrió cambios genómicos que acompañaron la transición de la vida en un ambiente acuático hacia la vida en la tierra, por lo que el celacanto es, sin duda un pez, pero los análisis filogenéticos muestran que sus genes se parecen más a los de los tetrápodos que a los peces con aletas radiadas.

Además, los genes del celacanto evolucionan a un ritmo considerablemente más lento que los de los tetrápodos, un hecho que es coincidente con su tasa aparentemente lenta de cambio morfológico.

«Para los biólogos evolutivos, el celacanto es un animal emblemático, tanto como los pinzones de Darwin en las Galápagos», asegura Toby Bradshaw, también profesor de biología de la Universidad de Washington.

Según el investigador, este trabajo de Chris Amemiya y su equipo muestra “una primera mirada para comprender el lugar del celacanto en nuestra historia evolutiva”. Para Gerald Nepom, director del Instituto de Investigación Benaroya, este trabajo supone un libro abierto y disponible para todos aquellos científicos que quieran entender mejor “nuestros complejos orígenes genéticos”.

Referencia bibliográfica:

Chris T. Amemiya et al. «The African coelacanth genome provides insights into tetrapod evolution». Nature 496 :311 – 316, 18 de abril de 2013. doi:10.1038/nature12027

Últimas noticias

Señalan la importancia de considerar las diferencias entre individuos para conservar la biodiversidad

Predecir cómo responderá la biodiversidad ante el cambio global requiere estudiar más allá de la especie como unidad básica y tener en cuenta la variabilidad individual. Así lo indica un equipo de científicos de la Estación Biológica de Doñana-CSIC en una investigación publicada en la revista Ecological Monographs.

Sigue leyendo

Confirman las propiedades nutricionales de la bellota

Este estudio de la Universidad de Córdoba, en colaboración con el centro IFAPA Alameda del Obispo, identifica además los compuestos químicos presentes en las bellotas que podrían ayudar a encontrar la más apta para el consumo y así fomentar la utilización de un alimento infrautilizado e infravalorado.

Sigue leyendo

Ir al contenido