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Un equipo donde han participado miembros del Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la ICTS-RBD del grupo de mamíferos ha examinado los patrones de actividad y uso del hábitat de los conejos ('Oryctolagus cuniculus') y las liebres ('Lepus granatensis') que viven en simpatría en el Parque Nacional de Doñana, durante dos períodos del brote de la enfermedad.
Un monográfico publicado por investigadores de la Universidad de Málaga y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas presenta una profunda revisión de 76 artículos científicos con más de un millón de áreas protegidas en 36 países. Según los autores de este trabajo, solo se revisaron estudios con diseños de investigación altamente fiables, denominados BACI, que contemplan el estado de la biodiversidad antes y después de un impacto (en este caso, la declaración de las áreas protegidas), entre las zonas protegidas y zonas no protegidas.
En un estudio liderado por José Prenda, catedrático de Zoología de la Universidad de Huelva, se analizan las consecuencias poblacionales y de uso del espacio que ha tenido, en la Campiña sevillana, el ‘Myxoma Virus’ desde el brote que afectó en el verano de 2018 a la población de liebres.
Varios estudios ponen el foco sobre cómo el uso por parte de buitres leonados de fuentes de alimentación de origen humano como vertederos y granjas intensivas puede afectar de forma negativa a su conservación. Estas investigaciones han sido impulsadas desde la Estación Biológica de Doñana, del CSIC, la Universidad de Sevilla y la Universidad Hernández de Elche en colaboración con la Universidad de Lisboa.
Un equipo internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, liderados por la Estación Biológica de Doñana, cuantifica los efectos de las invasiones de estos insectos en la agricultura y el ámbito de la salud pública. El trabajo toma los datos de InvaCost, la primera base de datos que compila los costes económicos asociados con invasiones biológicas en todo el mundo.
Un equipo de la Universidad de Córdoba relaciona el aumento de la extensión de olivar con la disminución del hábitat disponible para el sisón y la avutarda en Andalucía. Ambas especies necesitan áreas extensas en las que los cultivos cubran superficies continuas y en las que su hábitat más favorable no esté interrumpido. Los nuevos olivares interrumpen la extensión de los cultivos anuales, por lo que el hábitat de las aves no es continuo, sino que se va fragmentando y se va volviendo cada vez más discontinuo.
Su presencia en el suelo hace que se remitan las emisiones de polvo atmosférico, que altera el clima terrestre y empobrece de nutrientes los suelos en los que se producen las emisiones. El trabajo, liderado por miembros del grupo de investigación ‘Ecohidrología y Restauración’ de tierras áridas de la Universidad de Almería, cuenta con la colaboración de instituciones y universidades de Alemania, Austria y Estados Unidos.
Un estudio de la Universidad de Jaén subraya que el despliegue de las Tecnologías de Emisiones Negativas (NET) se ha convertido en una herramienta fundamental para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, que establece un marco global de lucha contra el cambio climático. El uso de estas soluciones tecnológicas no solo contribuirá a la acción climática y la sostenibilidad del planeta, sino que también beneficia la salud humana.