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| 17 Oct 2013

Qué peces hay que pedir en el mercado

Fuente: SEO/BirdLife

Favorecer las artes de pesca más selectivas, aquellas que capturan lo que persiguen, es una de las primeras medidas a tomar para la sostenibilidad de la pesca. Foto: Pep Arcos-SEO/BirdLife

Favorecer las artes de pesca más selectivas, aquellas que capturan lo que persiguen, es una de las primeras medidas a tomar para la sostenibilidad de la pesca. Foto: Pep Arcos-SEO/BirdLife

Este es un año clave para el futuro de nuestros recursos pesqueros, pues concluye la revisión de la Política Pesquera Común (PPC). Llevamos décadas de incremento continuado de la presión pesquera sin control suficiente, que han llevado a una sobreexplotación de los recursos pesqueros y un empobrecimiento general del medio marino. Ahora, por primera vez, el nuevo reglamento europeo abre esperanzas para el medio ambiente y el reparto equitativo de oportunidades, si bien hay muchos aspectos aún inciertos. Entre otros, será básico que el dinero que regula y arma esta política pesquera, el nuevo Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), cuya negociación sigue abierta, sea acorde con la PPC; de lo contrario, ésta quedaría en papel mojado.

Pero más allá de cómo se orqueste la política pesquera, es esencial que la ciudadanía entienda el problema y pueda influir en sus soluciones, y una herramienta eficaz en este sentido es la presión que como consumidores podemos ejercer sobre el mercado del pescado.

Pero también es necesario que los consumidores tengamos criterio a la hora de optar por un tipo de pescado u otro. Con la sobreexplotación de nuestros mares, en los últimos años se han diversificado notablemente las vías a través de las cuales llega el pescado a nuestra mesa, algunas de ellas muy agresivas socioeconómica y ambientalmente. No hay soluciones sencillas, pues cada tipo de pescado tiene sus ventajas y sus desventajas.

Por su procedencia, grosso modo el pescado se puede diferenciar entre:

Pescado de proximidad:

En un mundo donde la globalización lleva a verdaderos absurdos, se debería apostar siempre por el consumo de proximidad. La pesca es una actividad tradicional en nuestras costas, que debemos poner en valor siempre que se desarrolle de forma sostenible. Pero nuestros recursos pesqueros no son suficientes para atender a la demanda. La New Economics Foundation (NEF) actualiza anualmente su informe del “Día de la dependencia del pescado”, en el que se estima de forma hipotética hasta qué día del año podríamos vivir del pescado de producción propia (inclusive acuicultura). En su último informe la fecha sería el 8 de julio para la UE, y el 16 de mayo para España. La fecha se alargaría al 22 de junio, en el caso de España, de no existir sobrepesca. Esto muestra claramente que el pescado es un recurso renovable, pero no infinito, por lo que un primer paso necesario es el de moderar el consumo.

Dentro del consumo “de proximidad”, hay multitud de especies y diversos tipos de arte para capturarlas, y en cada caso el impacto sobre el medio es distinto. Conviene favorecer las artes de pesca más selectivas (es decir, aquellas que básicamente capturan lo que persiguen, sin presas accesorias) y tradicionales, más respetuosas con el medio ambiente. También es preferible consumir especies planctívoros (es decir, que comen plancton), de vida más corta y desligadas del fondo marino, como los “pequeños pelágicos” (sardina, boquerón, jurel, caballa, etc.), que son más abundantes que los peces carnívoros (atún, merluza, rape, etc.), y además presentan niveles de contaminantes más bajos.

Pesca lejana o de altura:

Los mares europeos, sometidos a la presión de la pesca durante siglos, han sido los primeros en comenzar a agotarse, y esto ha hecho que parte de la presión de pesca se traslade a otras regiones del planeta, llegando hoy en día a todos los mares y océanos. Cada vez más, buena parte de la oferta de pescado en nuestros mercados proviene de otros mares, a menudo de zonas subdesarrolladas del “tercer mundo” donde la gente se muere de hambre mientras su pescado va a parar a los ricos mercados del “primer mundo”. Esta situación está favorecida por “ley del mar” de la ONU , que dice que si un país no es capaz de explotar sus recursos pesqueros, debe ceder el derecho de hacerlo en otros países. Es importante que seamos conscientes de este expolio, y que pensamos en el gasto energético que supone llevar este pescado hasta nuestra mesa, sólo rentable gracias a las subvenciones directas e indirectas. Es el caso de la mayor parte del pescado congelado que compramos, sobre todo en las grandes superficies.

Acuicultura, una alternativa con muchos “peros”

Ante la sobreexplotación pesquera de los mares del planeta, hoy en día se presenta la acuicultura (es decir, la cría de pescado en piscifactorías) como la principal alternativa de futuro. Con todo, hay que tener mucho cuidado. En primer lugar, porque la gran mayoría de especies de pescado que se cultivan hoy son carnívoras y necesitan alimentarse de otros peces o invertebrados marinos, sea directa o indirectamente (piensos), así que la acuicultura no pone freno a la sobrepesca, pues hay pescar este alimento. Además, las instalaciones acuícolas alteran el hábitat donde se construyen y a menudo contaminan su entorno.

El paradigma de la insostenibilidad se materializa en una creciente presencia en nuestras mesas de nuevas especies de peces que vienen de la otra punta del mundo, a menudo producidas mediante prácticas acuícolas o pesqueras destructivas y que causan un fuerte impacto socioeconómico en los países de origen. Un ejemplo, la perca del Nilo, que a menudo se vende aquí como “mero” (en filetes). Este pescado se introdujo en el lago Victoria (África) en los años 1960s y casi ha erradicado la diversa fauna piscícola endémica de la zona. Hoy en día hay un gran negocio en torno a este pescado, que se exporta a Europa y otros países del “primer mundo”, mientras los pescadores locales se mueren de hambre . Otro ejemplo es la panga, que en este caso viene de explotaciones acuícolas en el sureste asiático, que causan un grave impacto medioambiental.

En conclusión, se hace difícil hoy en día elegir una fuente de pescado sostenible, saludable y respetuosa con el medio ambiente. Hay que moderar y diversificar el consumo, y sobretodo saber bien lo que compramos y comemos. La nueva PPC puede ser un primer paso, siempre que los fondos para la pesca sean acordes a su filosofía. Es por ello importante, más allá de jugar nuestro papel como consumidores responsables,presionemos a nuestros representantes en Europa para que el 23 de octubre apoyen un FEMP que haga primar el medio ambiente y el bien común.

Y antes de cerrar, qué tienen que decir las aves sobre:

– ¿La pesca de proximidad? Las aves marinas han sabido aprovechar los descartes de pesca (capturas no deseadas que son devueltas al mar), a favor de las especies más oportunistas. Pero esta estrategia no compensa la pérdida de alimento debida a la sobrepesca, por lo que prima conseguir un modelo de pesca más respetuosa con el medio marino, que minimice la generación de descartes. Eso sí, algunas de las artes consideradas como selectivas, como el palangre, a menudo capturan de forma accidental aves marinas, convirtiéndose en una seria amenaza para algunas especies. Por ello, a la hora de promover artes selectivas, hay que trabajar para que dicha selectividad tenga en cuenta también a las aves, aplicando medidas que minimicen el riesgo de capturas accidentales.

– ¿La pesca de altura? La exportación de la presión pesquera a otros mares ha hecho que otras especies de aves marinas se vean afectadas también por la sobreexplotación pesquera (disminución de presas naturales) y las capturas accidentales. Aún así, los convenios de pesca en algunas regiones remotas se han adelantado a la hora de aplicar medidas de mitigación de las capturas accidentales, y son ahora un modelo a seguir por la UE.

– ¿La acuicultura? Algunas especies oportunistas han sabido aprovechar el auge de la acuicultura como fuente de pescado fácil, a menudo generando conflictos con el sector, o desplazando otras especies menos oportunistas. Es importante regular bien la actividad,buscando fórmulas para evitar el acceso a las aves, así como su mortalidad por enganches. Por otro lado, la instalación de jaulas puede tener impactos sobre el ecosistema a nivel local (eutrofización, contaminación, destrucción del hábitat), por lo que se debe estudiar muy bien dónde y cómo se instalan.

Más información

Más información sobre el medio marino: Mares sostenibles

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