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Contrariamente a los humanos y otros mamíferos, las salamandras no pueden quedarse tuertas, ni mancas, ni cojas. Gracias a una excepcional habilidad, son capaces de regenerar una y otra vez hasta su cerebro, corazón y médula espinal, una destreza que ni siquiera pierden cuando llegan a la edad adulta. Un nuevo estudio revela por qué estos anfibios, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, se han convertido en las estrellas del crecimiento de miembros perdidos.
Que el clima de la Península Ibérica está dominado por la presencia o ausencia del conocido como Anticiclón de las Azores es algo a pocos se escapa. Lo que quizás no es tan popular es el fenómeno del que forma parte dicho anticiclón. Conocida como Oscilación del Atlántico Norte, NAO, según sus siglas en inglés, y de la misma forma que “El Niño” en el Océano Pacífico, este ciclo determina los cambios entre las bajas presiones de Islandia y las altas presiones de las Azores y, por tanto, la climatología en todo el continente europeo y particularmente en la Península Ibérica.
Investigadores de la Universidad de Málaga y del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora han comprobado que este material favorece el desarrollo de ciertas bacterias implicadas en la producción de antibióticos. Estas sustancias reducen o eliminan la actividad del microorganismo que pudre la raíz de estos árboles.
En años de baja pluviometría las aves acuáticas no encuentran en la marisma natural las condiciones adecuadas para reproducirse.
Este proyecto, en el que han colaborado más de 1.100 voluntarios, es una iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente y la Universidad de Granada
El 22 de marzo es un día para destacar la función esencial del agua y propiciar mejoras para la población mundial que sufre de problemas relacionados con el agua.
Algunas especies de plantas son capaces de colonizar nuevos hábitats gracias a los pájaros que transportan sus semillas en el plumaje o el tracto digestivo. Hasta hace poco se sabía que las aves podían hacerlo a pequeñas distancias, pero un nuevo estudio demuestra que también son capaces de dispersarlas a más de 300 kilómetros. Para los científicos, esta función podría ser clave frente al cambio climático, ya que permitiría la supervivencia de muchas especies.
La homogeneización de los árboles que se plantan provoca que los ecosistemas forestales no desarrollen todas sus funciones. Un equipo de científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid ha trabajado en 206 fragmentos de diferentes bosques en 16 ecosistemas europeos para demostrar la importancia de conservar el paisaje y la biodiversidad de los bosques.