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El proyecto Diverfarming, en el que participa la Universidad de Córdoba entre otras instituciones europeas, consolida una red de agricultores que ponen en práctica las técnicas de diversificación de cultivo.
¿Qué impacto sobre la fauna tiene el confinamiento de las personas en las ciudades? A raíz de la crisis del coronavirus, esta pregunta es frecuente y ha dado lugar a muchas especulaciones. Aunque no hay datos para estimar el impacto, los estudios previos permiten anticipar algunas consecuencias.
Conocer la huella ambiental nos permite detectar y cuantificar los procesos que influyen en mayor medida en el cambio climático y así establecer medidas efectivas para reducirla. Un equipo de investigadoras del IFAPA transfieren los resultados de su trabajo sobre la huella ambiental en fresa en una reciente publicación.
Un estudio realizado por la doctora Marga L. Rivas, investigadora del CECOUAL, junto a estudiantes predoctorales de la Universidad de Almería y la Universidad noruega de Tromso, expone las severas dificultades de nidificación que tienen las tortugas laúd a causa del ser humano.
Un estudio internacional con participación de Monserrat Vilá, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Estación Biológica de Doñana (EBD), concluye que cuando una especie realiza un cambio en su distribución geográfica con el fin de alcanzar un clima más beneficioso para su supervivencia, no sólo se debe asumir que ha sido un triunfo para la conservación de la biodiversidad, sino que se deben tomar en cuenta los efectos ecológicos y los posibles costes para las comunidades receptoras.
La broma de definir a una gran ciudad afirmando ‘antes todo esto era campo’ se manifiesta más real que nunca en estos meses de confinamiento. Igual que el agua recupera sus dominios, a poco que tiene la oportunidad la vida silvestre se rehace de la presencia de la especie más tóxica para la biodiversidad que ha existido. Montes y ciudades se hallan ‘a solas’ de una manera efímera, que los expertos no creen relevante, pero al menos generando un interés por fauna y flora que, esperan, sí permanezca.
Investigadores de la Universidad de Sevilla están llevando a cabo una evaluación ambiental de la calidad del aire durante el periodo de confinamiento por la crisis sanitaria del COVID-19 en la comunidad autónoma de Andalucía. Se hará un estudio comparativo con la situación ambiental previa a marzo de 2020, desde el año 2019, y con la situación ambiental posterior, pasado el estado de alarma.
Un estudio de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha demostrado que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX las zonas donde esta especie de ave podía vivir han derivado hacia una mayor intensificación del uso urbano y agrícola, con aumento de cultivos forestales y regadíos intensivos, y una reducción de los cultivos de secano extensivos y las zonas de matorrales.