Volver

Fotografía del artículo no disponible
| 23 Abr 2014

Localizado y fotografiado un nuevo ejemplar de lince ibérico en Ciudad Real

Fuente: SINC

En la imagen, el nuevo lince avistado.

En la imagen, el nuevo lince avistado.

Técnicos de la Consejería de Agricultura y del proyecto Life+Iberlince, que tiene como objetivo la recuperación de la distribución histórica del lince ibérico en España y Portugal, han logrado localizar y fotografiar un nuevo ejemplar de lince ibérico en la provincia de Ciudad Real.

Según ha informado el Gobierno de Castilla La Mancha en un comunicado, el ejemplar ha sido localizado en la parte occidental de Sierra Morena, dentro de la provincia de Ciudad Real.

Se trata de Jarira, una hembra nacida en 2012 en el área de Cardeña (Córdoba) y que ahora se ha establecido en esta zona.

Con Jarira son ya seis los linces ibéricos que han sido avistados o fotografiados desde el año 2011 en Ciudad Real, provincia que históricamente contaba con presencia habitual de lince ibérico: en junio de 2011 se obtuvieron fotografías mediante fototrampeo de Falbalá y en abril de 2012 de Fontana.

Ambas son hembras procedentes de la población de las sierras de Andújar-Cardeña, que tras separarse de sus madres emprendieron desplazamientos de dispersión.

Últimas noticias

Un proyecto define un mapa de la expansión de una avispa invasora en Andalucía

Científicos-ciudadanos de la Asociación de Educación Ambiental ‘El Bosque Animado’ (Málaga) lideran esta iniciativa que ha monitorizado con una aplicación móvil la colonización del avispón oriental, un insecto que depreda especies autóctonas. Los resultados muestran que Cádiz, Málaga y Sevilla son las provincias más afectadas, con un aumento del 30% en el último año. Esta iniciativa está apoyada por la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía, que coordina la Fundación Descubre-Consejería de Universidad, Investigación e Innovación y la Universidad Pablo de Olavide.

Sigue leyendo

Los suelos agrícolas pueden convertirse en aliados contra el cambio climático

Un equipo científico de la Universidad de Granada ha analizado cómo distintas prácticas de manejo del suelo —el tipo de labranza, la incorporación de materia orgánica, el riego, el uso de acolchados o la rotación de cultivos— influyen en una propiedad poco conocida, pero fundamental: la capacidad del suelo para regular la temperatura y conducir el calor.

Sigue leyendo

Ir al contenido