Fotografía ilustrativa del artículo
| 26 Dic 2013

Investigan cómo las plantas marinas incorporan nutrientes sin impedir el movimiento natural del agua

Macroalgas y plantas fanerógamas marinas conviven y dan cobijo a numerosas especies marinas en la Bahía de Cádiz. De hecho, en el saco interno de la Bahía de Cádiz, la vegetación marina cubre el 90% del suelo sumergido, permitiendo que se mantenga una biodiversidad rica y variada. Tanto es así, que una zona del saco interno, la marisma de Santibañez, ha sido el lugar elegido por un equipo de investigadores internacionales, coordinados por el grupo Estructura y Dinámica de Ecosistemas Acuáticos (EDEA) de la Universidad de Cádiz, para realizar un estudio con una nueva e innovadora metodología centrada en el papel estructurador de la hidrodinámica en la incorporación de nutrientes dentro de una comunidad de fanerógamas marinas.

Dicho de otro modo, el trabajo realizado por este equipo multidisciplinar de científicos ha estudiado como las plantas marinas incorporan nutrientes sin impedir el movimiento natural del agua. Para ello, han utilizado un sistema en el que se han combinado isótopos estables con marcadores fluorescentes líquidos, de forma que han podido hacer un seguimiento in situ de cómo estas plantas marinas incorporan sus nutrientes sin necesidad de poner trabas al movimiento de la marea. De forma indirecta, esta innovadora técnica ha permitido explicar un poco más la elevada biodiversidad que se encuentra en las praderas de fanerógamas marinas, y es que «la posición vertical en la que nos encontremos dentro de una de estas praderas explica la mayor o menor disponibilidad de nutrientes para las plantas, pero también la mayor o menor disponibilidad de alimento para la fauna que vive en este espacio».

Una de las investigadoras de la UCA que trabajan en este proyecto, la profesora Gloria Peralta explica que «cuando hablamos de incorporación de nutrientes, también estamos estudiando de forma indirecta la materia orgánica disuelta y particulada que está llegando a la pradera, que al fin y al cabo es el alimento de una parte importante de la cadena trófica de estos ecosistemas que albergan tanta biodiversidad».

Los resultados de este trabajo de campo, que se realizó en el verano de 2007, indican que las variaciones en la incorporación de nutrientes en el conjunto de los organismos que viven sobre y dentro de estas praderas, es consecuencia de la interacción entre la estructura física de los organismos y el flujo del agua que los rodea. «Dicha interacción permite formar micro hábitats de nutrientes que pueden influir en la biodiversidad y en el funcionamiento de estos ecosistemas», tal y como señalan los investigadores que han llevado a cabo este trabajo en el artículo «The role of hydrodynamics in structuring in situ ammonium uptake within a submerged macrophyte community», publicado en la revista Limnology & Oceanography: Fluids and Environment (http://lofe.dukejournals.org/content/3/210.full).

Altamente eficientes en el reciclaje alimenticio  

Las praderas de fanerógamas marinas «son muy importantes para la vida costera. En el año 97, Costanza realizó una evaluación económica de cuáles eran los ecosistemas a escala global que más dinero ahorran a las sociedades humanas. En su estudio se pudo ver cómo los estuarios, las zonas de marismas y las praderas de fanerógamas marinas son las que más valor tienen sobre cualquier otro ecosistema del planeta», como recuerda la profesora Peralta. De hecho, «en el caso de las fanerógamas marinas, no podemos olvidar la capacidad que tienen estos ecosistemas para reciclar nutrientes. Nosotros, en este trabajo, una de las cosas que hemos puesto de manifiesto es que son altamente eficientes incorporando nitrógeno. Si tuviéramos que hacer la misma función que estas plantas utilizando una depuradora, nos gastaríamos mucho dinero en algo que ocurre de forma natural si el ecosistema funciona correctamente».

En este importante estudio han participado investigadores de cinco países (España, Países Bajos, Bélgica, Reino Unido e Indonesia) y ha sido posible gracias a la financiación de los proyectos FUNDIV (Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía) e iMACHYDRO (Proyecto del Plan Nacional de I+D+i), ambos cofinanciados con fondos europeos. Asimismo, también han participado el fondo neerlandés para Apoyo a la Investigación Ecológica Schure-Beijerinck-Popping y la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica. De igual forma, la elaboración de esta publicación también ha sido posible gracias al proyecto Europeo ECOLAGUNES, que ha suministrado la información sobre la biomasa de epífitos en las praderas del saco interno de la Bahía de Cádiz. El grupo EDEA (Estructura y Dinámica de Ecosistemas Acuáticos) tampoco quiere olvidar la valiosa ayuda prestada desinteresadamente por el Club de Pesca Deportiva Santibañez.

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