Fotografía del artículo no disponible
| 08 Jul 2014

El ave más grande de la historia evolutiva podía volar

Fuente: SINC

Dibujo de `Pelagornis sandersi´, el ave voladora más grande hasta la fecha. /Liz Bradford

Un investigador de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE UU) revela que Pelagornis sandersi, el ave más grande conocida hasta la fecha –extinta hace más de 25 millones de años– podía volar.

El hallazgo, publicado hoy en la revista PNAS, ha refutado varias teorías matemáticas que sostenían que un pájaro de seis a siete metros de envergadura –dos veces mayor que la actual ave voladora más grande, el albatros viajero– sería incapaz de mantenerse en el aire.

Mediante el uso de un modelo informático para predecir el rendimiento del vuelo según la estimación de la masa, la forma y la envergadura; los científicos han descubierto que esta ave fue una eficiente planeadora, con alas largas y delgadas que le ayudaban a volar a pesar de su gran tamaño.

“No estamos seguros del área de distribución geográfica de P. sandersi ya que solo se ha encontrado un esqueleto. Sin embargo, el ave podría haber vagado a lo largo de cientos o miles de kilómetros de océano durante el periodo de un año”, declara a Sinc Daniel Ksepka, autor del estudio, investigador de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y conservador en el museo de Charleston (EE UU).

Los resultados del trabajo sostienen también que durante sus largos paseos marítimos, esta ave era capaz de mantenerse varios kilómetros sobre el océano abierto sin batir sus alas y, bajar rápidamente en picado hacia el agua para alimentarse de presas como calamares y anguilas.

El científico declara que aunque su morfología no estaba diseñada para vivir en suelo firme –porque tenía huesos tan finos como el papel, patas cortas y gruesas, y alas gigantes– esta especie extinta necesitaba volver a tierra para anidar y mudar su plumaje.

Por otro lado, aún se desconoce el método que usaba para emprender el vuelo. En este sentido, el experto piensa que P. sandersi no podría haber despegado simplemente agitando sus alas desde un punto muerto. Lo más probable es que corriera cuesta abajo hacia una corriente de viento o aprovechara las ráfagas de aire de forma muy similar a la de un ala delta.

Origen del fósil

Dan Ksepka examina el cráneo fosilizado de ‘Pelagornis sandersi’ . / Dan KsepkaEn 1983, al empezar las excavaciones para la construcción de una nueva terminal en el aeropuerto Internacional de Charleston descubrieron los fósiles de Pelagornis sandersi. El espécimen era tan grande que hizo falta una retroexcavadora para extraerlo. «Solo el hueso del ala superior ya es más largo que mi brazo», indica Ksepka.

Actualmente, el museo de Charleston alberga los restos fósiles rescatados durante esta extracción que incluye los huesos de las alas, de las piernas y del cráneo.

Así, su tamaño y pico fueron los rasgos que permitieron clasificar a este animal dentro de la familia de los pelagornítidos, un grupo extinto de aves marinas gigantes conocidas por tener dientes de hueso alineados en las mandíbulas superior e inferior.

Pelagornis sandersi fue nombrada así en honor a Albert Sanders, comisario del museo que dirigió la excavación del fósil de esta ave que vivió en el Plioceno, después de los dinosaurios, pero mucho antes de que los primeros humanos llegaran a la zona.

“La familia que incluye Pelagornis sandersi y sus parientes más pequeños, aparecen por primera vez en el registro fósil hace unos 55 millones de años, y los últimos representantes desaparecieron hace unos tres millones”, señala Ksepka. “Ese es un período muy largo de existencia –continúa–. Debido a que esta familia sobrevivió tantos eventos climáticos, cambios en los patrones de circulación oceánica y batallas frente otras especies competidoras es difícil señalar una sola causa de su desaparición”.

Referencia bibliográfica:

Daniel T. Ksepka. “Flight performance of the largest volant bird”. PNAS. 7 July 2014.

Últimas noticias

El mosquito tigre y su escasa influencia en la transmisión de la malaria aviar

El equipo científico, formado por expertos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); la Universidad de Granada y el Nature Research Centre de Lituania ha analizado el papel de este díptero como vector de patógenos de la malaria aviar. El estudio apunta a la preferencia del mosquito tigre por alimentarse de mamíferos como una de las posibles causas de la baja relevancia en la dispersión de la enfermedad.

Sigue leyendo

Evalúan el riesgo de la presencia de fitosanitarios en Doñana y Tablas de Daimiel

El estudio, el más completo realizado hasta el momento, ha revelado la presencia generalizada de fitosanitarios, algunos prohibidos desde el 2009, en ambos Parques Nacionales. Los compuestos detectados conllevan un impacto ambiental y un riesgo para los ecosistemas acuáticos.

Sigue leyendo

Ir al contenido