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Fotografía ilustrativa del artículo
| 17 Mar 2015

Determinan el carácter hereditario del color de la piel de las aves

Detalle del ojo de una hembra de cernícalo común, 'Falco tinnunculus / Jesús Martínez Padilla

Detalle del ojo de una hembra de cernícalo común, ‘Falco tinnunculus / Jesús Martínez Padilla

Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y de la Estación Biológica de Doñana (EBD), ambos del CSIC, han demostrado la existencia de componentes genéticos en la coloración del anillo ocular de las aves. Hasta ahora se consideraba que esta característica dependía casi exclusivamente del ambiente y la alimentación de los individuos.

“El color del anillo ocular forma parte de los caracteres de la piel de las aves, son rasgos dinámicos que cambian rápidamente como consecuencia de la alimentación. Tradicionalmente, ante la falta de estudios que midieran su influencia genética, se ha pensado que dependían casi en su totalidad del ambiente y la capacidad del animal para ingerir carotenoides. Con esta investigación hemos analizado el componente genético en la variación de este tipo de caracteres”, explica Juan Antonio Fargallo, investigador del MNCN.

Los carotenoides son los pigmentos orgánicos responsables de gran parte de la coloración amarilla o roja en los animales. La vistosidad  de los colores que proporcionan hace que tengan un destacado papel como ornamento y, por lo tanto, una gran relevancia en los estudios de selección sexual. Estos compuestos no se pueden sintetizar, así que los animales deben adquirirlos a través de la dieta. En zonas del cuerpo como el anillo ocular en las que, a diferencia de la pluma y el pelo, hay irrigación, es decir, en las partes tegumentarias, la función de los carotenoides se hace especialmente patente debido a que la respuesta a la ingesta de carotenoides es muy rápida. Una coloración muy intensa es sinónimo de una buena condición física ya que el grado con el que un individuo puede expresar el color de esos caracteres depende de su capacidad competitiva para obtenerlos a través de la dieta.

Utilizando el cernícalo vulgar, Falco tinnunculus, como modelo, los investigadores han demostrado la existencia de componentes genéticos en este tipo de caracteres, en concreto, en la región tegumentaria amarillo-naranja que forma el anillo ocular. “Además, mediante el seguimiento de la reproducción hemos podido constatar que los individuos que muestran una mayor pureza en el color y un tono más anaranjado del anillo ocular producen más pollos. Ambos efectos son más destacados en hembras que en machos”, añade Jesús Martínez-Padilla, investigador de la Estación Biológica de Doñana y coautor del estudio.

“Frente a lo que se pensaba, los resultados muestran la existencia de componentes genéticos en los caracteres tegumentarios que dependen de la ingesta de carotenoides y apuntan hacia una selección direccional en su expresión además de sugerir diferencias sexuales en la contribución al cambio evolutivo de este tipo de caracteres”, concluye Martínez-Padilla.

Esta investigación fue impulsada desde su inicio por el investigador del MNCN Pablo Vergara, fallecido en agosto de 2013. 

Vergara, P., J.A. Fargallo y J. Martínez-Padilla (2015). «Genetic basis and fitness correlates of dynamic carotenoid-based ornamental coloration in male and female common kestrelsFalco tinnunculusJournal of Evolutionary Biology 28: 146-154. DOI: 10.1111/jeb.12553

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