El fin de la sociedad del despilfarro. Repensando nuestro modo de producción y consumo para reducir la contaminación y los residuos.
El cambio climático, el agotamiento de la capa de ozono, la deforestación, la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad, el ciclo de nitrógeno o la contaminación química son sólo algunas de las problemáticas ambientales que amenazan la salud del planeta y pertenecen al marco de los límites planetarios.
Marcos analíticos como este demuestran cómo los recursos físicos de los que dependemos están sufriendo cambios rápidos e imprevisibles en un tiempo relativamente corto. Estos cambios podrían llevar al colapso de los ecosistemas, a la escasez de alimentos y a crisis sanitarias potencialmente mucho peores que la que se han vivido por la COVID-19.
Los principales motores de estos impactos globales están claramente identificados: el creciente consumo de recursos materiales, la transformación y fragmentación de los hábitats naturales y el consumo de energía para sostener modos de vida cada vez más artificiales, consumistas e insostenibles, consolidados en culturas del derroche y del despilfarro, especialmente en economías no periféricas.
Así, ese metabolismo social asociado a patrones de crecimiento económico infinito y de sobreexplotación ecológica propios de nuestro tiempo, sumados al hecho de que vivimos en un planeta finito con recursos limitados, impone la necesidad de una significativa contracción en el consumo per cápita de materiales y energía y de los impactos ambientales relacionados, si no se quiere colisionar contra los límites biofísicos de la Tierra.
Los datos que se muestran en el libro, marcan la urgencia de un cambio radical en nuestras maneras de producir y consumir y la búsqueda de alternativas viables que huyan del sendero ecocida, y sean conscientes de que vivimos en un mundo con limites biofísicos, no sólo en términos de recursos sino también en la posibilidad de procesar esa carga ambiental, dentro y fuera de las fronteras de nuestro país.
Este Dosier intenta captar la reacción y resistencia al consumismo devorador, el desarrollo de una conciencia creciente que se propone frenar los comportamientos consumistas basándose en ideas fundamentales como: pensar bien antes de comprar, buscar alternativas a la compra con menor impacto sobre los recursos naturales (como el intercambio, arreglar algo defectuoso o fabricar las cosas uno mismo), intentar “desbordar” determinados estándares productivos impuestos por el mercado, aprender a vivir con lo necesario (simplicidad), etc.
El trabajo propone, por un lado, indagar, desde una perspectiva critica, en las respuestas sociales o los espacios de resistencia que, de una manera u otra, se oponen al paradigma de la sociedad del hiperconsumo y del despilfarro y, por el otro, de suscitar y ampliar la reflexión intelectual sobre los retos y las oportunidades que, sobre la base del diagnóstico disponible (que muestran los datos, las experiencias, etc.) permiten explorar vías y modalidades para aminorar la carga ambiental y social generada por esa dimensión innecesaria del consumo y de la producción.
El Dosier El fin de la sociedad del despilfarro. Repensando nuestro modo de producción y consumo para reducir la contaminación y los residuos, consta de tres artículos que nos relatan, desde la dimensión más experiencial propuestas y acciones que, desde el ámbito de la economía social y solidaria, abordan varias dimensiones de la vida cotidiana: desde los alimentos (de la mano del proyecto de la Fundación Espigoladors), al textil, mobiliario, etc. (a través del testimonio de los Traperos de Emaús de Navarra), a los aparatos eléctricos y electrónicos (de la mano de la Fundación Solidança).
La parte final del trabajo reserva una atención especial al debate reciente sobre el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario a través de la plataforma #LeySinDesperdicio que constituye una aproximación crítica y una llamada de atención a la aprobación del proyecto antes mencionado que tiene como objetivo general y en línea con la normativa europea, reducir el despilfarro a la basura de alimentos sin consumir.