La llegada de la primavera se anuncia cada año en nuestras ciudades y pueblos con la llegada de unas alegres, bulliciosas y acrobáticas aves procedentes de África: las golondrinas, los aviones y los vencejos. Pero a pesar de que pasarán la primavera y el verano sobrevolando nuestras cabezas lo cierto es que la mayoría de personas confunden unas con otras, cuando reconocerlas adecuadamente es francamente sencillo… vamos a ver cómo.
Desde el punto de vista de la persona que comienza a interesarse por las aves, estas especies tienen un gran valor como herramienta de aprendizaje: sus semejanzas son sólo superficiales, y una observación más detenida permite percibir con claridad sus diferencias. Además, aunque todas suelen volar alternando aleteos con planeos, la cadencia y altura de vuelo habitual muestran diferencias más o menos sutiles, algo que resultará enormemente útil para entrenar nuestro ojo en estos importantes detalles. Por último, sus voces y cantos nos permitirán jugar a detectar la presencia de estas aves sin levantar la vista de la calle, otro entrenamiento genial para cuando subamos el nivel de dificultad y nos adentremos en campos y bosques.