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Fotografía ilustrativa del artículo

¿Qué es el vermicompostaje?

Aunque puede que no sea uno de los animales que resulten más agradable a la vista de todos, sí es quizás dentro del ámbito de los huertos y cultivos uno de los mejores aliados del hortelano. Se trata de la lombriz, un ser vivo que forma parte del equipo de la «fauna amiga» del huerto ya que su acción en el suelo resulta beneficiosa para las especies vegetales cultivadas. Concretamente, las lombrices de tierra actúan transformando la materia orgánica existente en el suelo y la convierten en productos asimilables para las plantas.

De manera artificial podemos crear espacios específicos donde criar lombrices que serán alimentadas con materia orgánica procedente de restos de poda, restos de frutas y hortalizas principalmente. Es conveniente subproductos con alto contenido en humedad y con un balance de nutrientes que favorezca una relación C/N adecuada.

Denominamos vermicompostaje a la técnica que consiste en un proceso de bio‐oxidación y estabilización de la materia orgánica, mediado por la acción combinada de lombrices de tierra y microorganismos, del que se obtiene un producto final estabilizado, homogéneo y de granulometría fina denominado vermicompost o humus de lombriz, muy apreciado en el mercado.

Pero, ¿cualquier especie de lombriz nos puede servir para la realización del vermicompost? La más conocida y que mejor «trabaja» es la lombriz roja de California (Eiseniafoetida). Son muy prolíficas, por lo que una sola lombriz adulta puede reproducirse unas 36 veces al año y cada una producir 0,3 g diarios de humus. La humedad, la ausencia de luz y un control de la temperatura (en torno a 20ºC) y pH del medio no inferior a 4,5 será necesario mantener.

El proceso de vermicompostaje se considera como una ecotecnología limpia, sin impacto ambiental y cuyos costes de inversión, energéticos y de mantenimiento son moderadamente bajos. Su utilización aporta los siguientes beneficios:
a) Eliminación de desechos orgánicos nocivos, insalubres, molestos y de difícil digestión.
b) Generación de un producto final útil (vermicompost) de gran valor como enmienda orgánica del suelo de alta calidad, que puede funcionar como abono órgano químico.
c) Producción de una gran biomasa de lombriz, de alto contenido proteico y de alta calidad para alimentación animal (avícola, porcino y piscícola, fundamentalmente).

Ventajas:
• Se reduce la cantidad de materia orgánica que podría ir a vertedero.
• A gran escala, se produce un ahorro significativo en el transporte y gestión de los subproductos a nivel municipal.
• Se evita para la tierra el uso indiscriminado (e inadvertido) de productos artificiales, que determina que el suelo, con el correr del tiempo, quede sujeto a una pérdida de fertilidad. Los fertilizantes químicos alimentan exclusivamente a los vegetales, pero, no obstante, es el humus el responsable de la aireación y el enriquecimiento de los minerales existentes en el suelo.
• Las lombrices producen un humus de alta calidad, con una estructura migajosa muy estable. Lo que le supone una serie de ventajas frente a otro tipo de abonos orgánicos, como son la riqueza en enzimas y microorganismos que estimulan el crecimiento de las plantas y restauran el equilibrio tierra‐vegetal.


• La acción conjunta de lombrices y microorganismos intensifica la descomposición de la materia orgánica.
• Las lombrices se alimentan de compuestos parcial o totalmente degradados de los subproductos orgánicos, convirtiendo la materia orgánica en un humus aeróbico utilizable en horticultura.

Siempre que exista un equilibrio dentro del proceso de vermicompostaje no encontraremos inconvenientes a esta técnica, pero en el momento en el que se produzcan desajustes metabólicos podemos detectar algunos como por ejemplo:
• Mal olor: algún material se ha podrido debido a que no lo ingieren las lombrices porque bien
no les gusta, bien porque su tamaño es demasiado grande.
• Presencia de moscas: debido a que se ha añadido mucha fruta o material fresco y no se ha tapado convenientemente, en este caso se debe remover, quitar la tapa para que salgan y por último tapar bien con tela o papel.
• Hormigas: es un indicador de que puede estar algo seco. El uso de vaselina y botellas de agua para impedir el acceso puede resultar efectivo en algunos vermicompostadores con patas.
• Consumo de agua: el vermicompostador si está bien ubicado, no tiene porque regarse en otoño/invierno. En los meses cálidos se debe vigilar, para conservar las condiciones de humedad y además aprovechar para formar más abono líquido.
• Controlar población de lombrices: puede ocurrir debido a alguno de los problemas anteriores. Aunque a veces si la reducción ha sido muy drástica se debe a que hemos añadido algún material que no era de su agrado. En ese caso se debe retirar, limpiar y añadir nuevo material fresco.

Para saber más: Vermicompostaje

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