Una “cuarentena” de especies nuevas. Los botánicos españoles continúan descubriendo biodiversidad durante la pandemia
La Sociedad Botánica Española ha registrado al menos 43 especies nuevas para la ciencia descritas por botánicas y botánicos españoles, o que trabajan en instituciones españolas, durante 2020, un notable ascenso en relación al año anterior.
Fuente: Real Jardín Botánico de Madrid
A lo largo de 2020, la actividad de los botánicos españoles ha estado marcada por una palabra: «cuarentena». No solo porque este año la pandemia del coronavirus les haya dificultado hacer lo que llevan en la sangre -salir al campo para estudiar las plantas-, sino también porque han descrito más de cuarenta especies de plantas nuevas para la ciencia.
Pese a las dificultades sanitarias y sociales que la crisis ha impuesto, han continuado analizando y recopilando datos, examinando especímenes atesorados en los herbarios y colaborando telemáticamente para sacar adelante su crucial cometido, la descripción y estudio de la biodiversidad vegetal.
En concreto, la Sociedad Botánica Española ha registrado al menos 43 especies nuevas para la ciencia descritas por botánicas y botánicos españoles, o que trabajan en instituciones españolas, durante 2020, un notable ascenso en relación al año anterior.
Entre las especies descubiertas, encontramos algunas endémicas de nuestro territorio, es decir, que no existen en ningún otro lugar del mundo: cuatro especies de la España peninsular, una gramínea de Menorca y dos especies de zonas montañosas de las Islas Canarias (una violeta de Tenerife y un musgo de Gran Canaria).
El 80% de las especies descubiertas se encuentran fuera de España.
Sin embargo, alrededor del 80% de las especies descubiertas por botánicos españoles se encuentran lejos de nuestro territorio, en lugares tan dispares como Norteamérica, los Andes, Asia central, Madagascar y Sudáfrica, lo que ha implicado una intensa colaboración con investigadores internacionales.
En dos de esas nuevas descripciones fuera de nuestras fronteras ha participado la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Real Jardín Botánico (RJB) Ricarda Riina. Se trata de Euphorbia adenoplicata, «una hierba de unos 40 centímetros, endémica de Brasil conocida solo de una localidad en el Estado de Tocantins, donde crece en afloramientos rocosos de arenisca dentro del Cerrado, en la sabana brasileña», señala la investigadora del RJB-CSIC.
La segunda de las especies es Croton calcareus. Se trata de «un árbol pequeño de unos 6 metros de alto, endémico del estado de Chiapas en México, que crece en bosques secos decíduos sobre afloramientos calizos. La especie pertenece al grupo de los llamados sangre de drago del Neotrópico, llamados así por el color rojizo del látex que exudan después de un corte», indica Ricarda Riina.
Ejemplar de Croton calcareus del Herbario Nacional de México, previamente identificado erróneamente como C. xalapensis. Fotografía cortesía del Herbario MEXU.
Con pandemia o sin ella, la SEBOT destaca que, «el trabajo de nuestros botánicos es cada vez más global, y sigue involucrando actividades de lo más variopintas, desde el minucioso estudio de especímenes bajo las lupas hasta complejos análisis genéticos».
El listado de especies nuevas incluye plantas de interés económico, como la sudamericana Ipomoea australis, pariente silvestre del boniato y potencial fuente de recursos genéticos para la mejora de la planta cultivada.
Además, hay especies de interés científico y conservacionista, como dos plantas carnívoras de las montañas ibéricas (Pinguicula casperiana y Pinguicula tejedensis) que se habían confundido hasta ahora con otras especies similares, o una especie exclusiva del suroeste de Portugal que habita únicamente en pequeñas lagunas temporales (Helosciadium milfontinum).
En un periodo de crisis sanitaria, climática y de la biodiversidad, la ciencia básica es crucial para nuestro futuro como sociedad. Desde la Sociedad Botánica Española, «resaltamos la aportación de las botánicas y botánicos de nuestro país a la generación de conocimiento y reivindicamos la trascendencia de investigar, describir y catalogar la biodiversidad de plantas de nuestro planeta, de la que tanto dependemos, y de la que aún queda tanto por descubrir», concluye.
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