¿Cuál es la diferencia entre una especie bandera y una especie paragua?
Si pudiéramos explicarle a un ñu (Connochaetes taurinus) por qué se le considera ejemplo de especie paragua o a un oso panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) por qué está considero una especie bandera, seguro que no mostrarían el más mínimo interés por dicha catalogación. Sin embargo, y sin que ellos lo sepan, funcionan como especies solidarias con el resto de seres vivos que comparten su hábitat y en general con todo el entorno en el que desarrollan su ciclo de vida. ¿A qué nos estamos refiriendo?
En el caso de las especies bandera, cuentan con esta denominación aquellas especies carismáticas que sirven como símbolo para atraer el apoyo gubernamental, del público o de posibles
donantes, para la implementación y desarrollo de programas de conservación que involucren a la especie bandera y las especies menos llamativas con las que pudiera estar asociada. Es el caso del panda gigante adoptado como símbolo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) cuya misión es conservar la naturaleza, sus hábitats y especies, y luchar contra las amenazas sobre la vida en la Tierra.
Por otro lado, garantizar la conservación de especies paragua también puede implicar la protección de
poblaciones de otras especies con la misma área de distribución, nivel trófico inferior o incluso de parte del ecosistema. La diferencia respecto a las especies bandera radica en que estas son elegidas más que por su carisma o simbología por ser especies que requieren grandes extensiones para el mantenimiento de su población, sirviendo su amplia distribución para la selección y diseño de áreas protegidas. Así el territorio atravesado por los ñus en sus migraciones anuales sirvió para definir los límites del Parque Nacional Serengeti en Tanzania. Otra de las aplicaciones que persigue la denominación de especies paraguas es el establecimiento de corredores ecológicos y así poder interconectar áreas naturales relativamente aisladas entre sí, pero que en conjunto pudieran facilitar la conservación de las biodiversidad.
En ambos casos, el efecto conservacionista no sólo recae en la especie en cuestión sino en el resto de seres vivos que le rodea y su hábitat asociado.